
De la sangre del público (Donación voluntaria de sangre)
La mayoría de las transfusiones de sangre se realizan con donaciones del público en general. También se conoce como donación de sangre alogénica.
Cualquier persona sana puede donar sangre en un banco de sangre que se encuentra en muchos lugares. Se examinará para comprobar si la sangre coincide con la suya.
Es posible que haya leído sobre el riesgo de contraer VIH, hepatitis u otros virus como consecuencia de recibir transfusiones de sangre. Las transfusiones de sangre no siempre son seguras. Sin embargo, hoy en día se considera que el suministro de sangre es más seguro que nunca. Las donaciones de sangre se examinan para detectar una amplia gama de enfermedades. Además, los bancos de sangre mantienen un registro de donantes que su sangre no es segura.
Antes de poder contribuir, los donantes potenciales deben responder a un largo cuestionario sobre su salud. Estas preguntas abarcan aspectos como las prácticas sexuales, el consumo de drogas y el historial de viajes recientes e históricos, todos ellos factores de riesgo de enfermedades que pueden propagarse a través de la sangre. Antes de ser utilizada, la sangre se analiza para detectar enfermedades infecciosas.
Donantes directos de sangre (Sangre de un familiar o amigo)
Este método consiste en pedir a un familiar o amigo que done sangre antes de una intervención. A continuación, esta sangre se separa y se guarda específicamente para usted en caso de que necesite una transfusión después de la intervención.
La sangre de estos donantes debe obtenerse al menos con unos días de antelación. Esta sangre se examina para detectar infecciones y comprobar si es compatible con la suya.
Su propia sangre
Aunque está generalmente aceptado que la sangre donada por la población general y utilizada por la mayoría de las personas es altamente segura, algunas personas optan por donar su propia sangre.
Si necesita una transfusión durante o después de la operación, puede obtener sangre autodonada, que podrá recibir más tarde.
- La sangre puede extraerse entre seis semanas y cinco días antes de la intervención.
- Desde el día en que se obtiene, la sangre se conserva y es segura para su uso durante unas semanas.
- La sangre se desecha si no se necesita durante o después de la operación.
